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 Poema XXXI Sinceramente, ya no me acuerdo si alguna vez hubo primera hora, que lograra atracar en un puerto sin ser impedimento su eslora; si estuvo al alcance de los cuerdos más de una habilidad defensora con la que deshacer desacuerdos como el del crepúsculo y la aurora. Básicamente, yo ya no entiendo lo que atribuyen a  una mejora, seguimos siendo esclavos del tiempo u obedientes siervos del ahora (y); queriendo o no seguimos omitiendo toda actitud sobrecogedora que nos lleva a acabar eligiendo entre varios tipos de zozobra.
 Poema XXX ¿Y si las aves no mostraran plumas si ese perfume perdiera su olor; si no hubiera quién asiera columnas o diferencie entre gozo y dolor? ¿Y si al momento de pasar factura toda memoria escapase al control; si no existieran puntos de sutura capaces de sacarnos de estupor? ¿Y si se elevara como la espuma salvajemente y sin ningún rigor, totalidad de actuación que rezuma auge de anarquía del descontrol? Tal vez entonces golpes de fortuna dejen de considerarse un rumor, como la cara oculta de la Luna como ese de la batalla el fragor.
 Poema XXIX ¿Se escapan los sueños si pesan los años? ¿Sutil santo y seña o una estampa dolosa? ¿Se ensartan deseos en los aledaños de nada halagüeña existencia azarosa? ¿Cundirá el pánico si sobran ejemplos de sueños quebrados, rotos o truncados? ¿Llegarán a estar sin devotos los templos? ¿Sobrevivirán sin testigos Juzgados? Se envasa el empeño y silencia el rebaño corriente estrategia que no se abandona por más que acapara irreparables daños por más que se alegue que eso no funciona. Y entretanto se corre un tupido velo  falta de remedio para tanto agravio para el que sólo nos quedará el consuelo de ser algo más viejos y algo más sabios.
Poema XXVIII ¿Sabrán los sabios que son más propensos a que un mensaje, saber o lecciones bien elaborado por ellas o ellos  sean objeto de manipulaciones? ¿Qué da igual si es laxo, inconcluso o denso o venerado en todas las naciones, siempre habrá quien contrarreste destellos de su mensaje, saber o lecciones?  ¿Y si eso ocurre soportarán peso de su mensaje, saber o lecciones cuando se vea implantado su sello en incontables mezquinas acciones? Tal vez los sabios sólo den por hecho que su mensaje, saber o lecciones sean libres como el viento y por ello sobrellevan sus torcidos renglones.        
 Poema XXVII Con esa boquita me pides que rece y deje la linde de mi porvenir, no sin reservas, en la mano que mece palabras o frases que están por decir. Con esa boquita me pides que empiece, tan pronto lo ordenes, cualquier acto hostil hacia quien ose sacarte de tus trece que es tentar a la suerte, ya de por sí. Con esa boquita me pides que aleje a veinte mil leguas, al menos, de ti los correveidiles y tejemanejes que tan bien podrían hacerte infeliz. Por esa boquita normal que yo anhele controlar impulso de tu frenesí, y ya si procede nutrirte de mieles bondades, lindezas que quieras oír.
 Poema XXVI Sin avisar se cerró la puerta sin tiempo para reaccionar, o retirar alguna maleta con un proyecto de utilidad; como si fuera una lengua muerta derrotada por posteridad o se tratase de una maqueta que no duplica el original. Y queda este libro sin cubierta  (y) sin  contenido por revelar, con indiscutible como incierta voluntad de encontrar un final. A no ser que esta dichosa puerta no sea más que una entre un millar, generándose más de una oferta (y) varias opciones por explorar.
Poema XXV ¿Volverán las golondrinas a volar sobre este enclave tal que Tierra Prometida? Creo que nadie lo sabe. Pues ahora las doctrinas no disponen de la llave, que aporta justa medida entre lo leve y lo grave. Se corre un tupido velo cual línea divisoria, por entre la Tierra y el Cielo y  entre olvido y la memoria; por si hay retorno del vuelo con variante trayectoria; de espécimen el modelo que ha titulado esta historia. ¿Si algún día golondrinas regresan por estos lares, quedarán tan sorprendidas por cambios que les atañen? Tras su paso por un clima mucho más que favorable, enclave de alguna mina de fortuna inigualable.