Estación



Llegado el otoño entran en escena
con indescifrable puntualidad
los cuentagotas de nocturnidad
que con oficio vitalidad secan;

velado trastorno  que siempre adiestra
con incuestionable imparcialidad
los modos y formas del marchitar
y su vitalicio plazo de entrega.

Si tan sólo pudiera o se pudiese
siempre a nuestro antojo y sin excepción
contrarrestar efectos de estos meses,

en los que tiempo se hace destructor
implacable de todo precedente
y ahuyentador de toda salvación.

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