Poema IV




Porque merece el tornasol de tu aura
singular paleta aún por descubrir,
o explicación compuesta por palabras
oriundas de recóndito confín.

Porque tu temple sin esfuerzo instaura
paz de asamblea de mi sanedrín,
la conclusión de cualquier amenaza
hasta de aquellas que están por venir.


Porque jamás conoció precedente
y por supuesto ningún parangón,
tu facultad de invalidar reveses.

Porque a tu lado no existe dolor,
o pena que por lo menos prospere,
o actitud que claudique ante el temor.

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