Poema XIV

Enfrascado en sus deberes
sus cometidos y encargos,
los días, semanas, meses
pasaba cierto artesano;

alabado por su temple
e impertérrito cuidado,
cultivando la simiente
del factor más cotizado;

mas sus peores temores
sólida forma tomaron,
al saberse pormenores
de su peculiar trabajo;

quedando así su renombre
dentro del pequeño espacio,
dónde por norma se imponen
el olvido y el rechazo;

y por más que se perdiese
en lo profundo o lejano,
o señales ya no diese
su ya caduco legado;

lejos de que se entendiese
como adversidad o agravio,
puso afán en que se viese
una sonrisa en sus labios;

al contar la moraleja
que de este calvario extrajo,
la lección que se asemeja
a un comienzo más ocaso;

aprovecha tus prebendas
pues tienen días contados,
por razones de vigencia
de mantenerse a tu lado.

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